Mmmm yo quiero ese pastelito… Y la mente diciéndome lo que debo hacer por mí bien… Dando como resultado la satisfacción y la frustración. Simplemente porque elegir implica no poder tener todo lo que quiero. O sí pero no exactamente cuando yo quiero. Como decía Claudio Naranjo “somos seres tricerebrados“. Instinto, emoción y razón. Por tanto, somos la representación de un cuerpo que refleja cómo Satisfacemos y Frustramos las necesidades físicas, emotivas, intelectuales y espirituales. Y según como estén nuestras elecciones estaremos más felices y nutridos/as; o más infelices y hambrientos/as.
Qué tipo de nutrición necesitamos:
- Las necesidades básicas propias del instinto. El aire que respiramos. La tierra como manifestación de nuestra forma y como planeta que nos sostiene. El fuego como el bombeo de nuestro latido y explosión de nuestra realización. Y el agua que fluye por nosotros/as en toda nuestra forma física.
- Las necesidades emocionales: tristeza, miedo, rabia y alegría. Donde reflejamos qué necesitamos del otro. Nuestra empatía.
- Nuestra necesidad de aprendizaje intelectual y espiritual. Todo aquello que damos al mundo con nuestra voz o escritura… ¡Que también es cuerpo!
Cómo nos satisfacemos: a veces esperamos que el otro nos adivine. O bien buscamos satisfacer primero la necesidad del otro. O simplemente lo negamos porque aprendimos que de ese modo evitaríamos problemas… Y buscamos satisfacernos con otros menesteres. La realidad es que pocas veces nos dirigimos a satisfacernos…
Es como si entráramos en pelea entre lo que quiere mi cuerpo y lo que mi mente me dice que debo hacer. Y claramente, “para el ojo observador”, nuestro cuerpo refleja la lucha entre lo que debo y lo que quiero hacer. Es fácil escuchar: “Lo deseo sí… pero y si no le gusto… Mejor me quedo así … Ya vendrá si quiere… Etc”.
¿Y qué es lo maravilloso del trabajo terapéutico con el cuerpo?
Nuestro cuerpo es una fotografía en constante movimiento que refleja toda nuestra historia. Y aprender a leer las claves de su misterio es todo un viaje a la exploración y a la realización del ser único y total que somos. Además de obtener recursos para la autoexploración o para compartirlo terapéuticamente.
Somos cuerpo, desde ese instante que estamos en la barriga de la madre. Y ahí la nutrición de las necesidades se da sin límites a través de ella. Nuestro cuerpo se autorregula creciendo la vida, creando la vida a diario… Sin duda, el cuerpo es esa gran obra que nace, crece, se reproduce y muere.
Fotografía y artículo de Ágata Asensi, Terapeuta Gestalt y Terapeuta Corporal. Facilitadora del Ciclo de Recursos Corporales para Gestaltistas.