A lo largo de mi vida como terapeuta he visto como muchas personas se habían trabajado intensamente a nivel psicológico, habían hecho un sinfín de cursos y seguido muchos procesos terapéuticos, habían adquirido un notable conocimiento de sí mismas y podían describir muy bien cuál era su patología o su neurosis. La mayoría de estas personas se explicaban, cuando no justificaban, todo lo que hacían o les ocurría a través de su carácter. Me parecían personas muy conscientes y, a la vez, muy atrapadas en su manera de hacer.
Por otro lado me he encontrado con personas que tenían un alto contacto con la meditación o la espiritualidad, capaces de poder vivir en el presente y en el vacío y, más o menos, en contacto con lo Absoluto. La mayoría de estas personas reproducían su neurosis ampliada a la máxima potencia. Estaban atascadas en juegos de poder o de placer, que justificaban como vías de acceso a la espiritualidad y que ponían a los demás en situaciones de inferioridad y de ser utilizados. Estas personas mantenían incólumes los valores y las creencias en las cuales habían crecido, sin ninguna habilidad psicológica para reconsiderar si éstas eran las más adecuadas, ni tan siquiera para chequear su vertiente ética.
Por esa razón cuando Ferran Lacoma me propuso hacer un congreso de Terapia y Meditación dije que sí inmediatamente. Se trataba de ver cómo podemos conseguir que esas dos partes nuestras, la que tiene respuestas rápidas adaptativas al medio que es nuestro ego y la que nos permite tomar consciencia de que eso es una ilusión y que somos algo más que eso, y no nada distinto del todo absoluto, pueden compaginarse y coexistir a la vez. ¿Eso es posible? O como mínimo, ¿es posible que una no esté negando a la otra con el consecuente perjuicio en una de las dos áreas de la vida? ¿Cómo podemos hacer para no establecer relaciones de dominación sino más de cooperación, que permitan el respeto de todo y de todos? ¿Cómo conseguir incluir en lugar de apartar y excluir partes nuestras, o cómo integrar distintas maneras de ver la realidad?
¿Es posible estar conectado con la Talidad y, a la vez, tener una vida cotidiana de respeto e igualdad, sin estar atrapados indefectiblemente en la ideología en la que hemos vivido? Estas son algunas de las preguntas que yo me hago en este momento, para las cuales, sinceramente, no tengo aún una respuesta clara. Por ello me parece interesante la propuesta de un Congreso de Terapia y de Meditación que nos pueda ayudar a realizar el camino hacia un mejor entendimiento de nosotros mismos y de acercamiento a la Talidad, y creo que eso es algo que podemos construir con el aporte y participación de muchos que han sentido la misma inquietud y, en algún u otro terreno, han encontrado ya vías de avance.
Me gustaría que el Congreso sirviera a quienes, como yo, mantienen el deseo y el firme compromiso personal de compaginar estas dos partes, cuya integración –más allá de los senderos prefijados al nacer- la entendemos como la manera más genuina de autoconocimiento y de acercamiento a la vivencia absoluta.
Puedes informarte sobre el II Congreso de Terapia y Meditación en la web del evento: http://mediterapia.es/
Por Mireia Darder
Socia fundadora del Institut Gestalt.Dra. en Psicología clínica. Terapeuta Gestalt.