¿Qué lleva a un niño de trece años a matar a una niña?
Para responder a esta pregunta, Stephen Graham, productor, guionista y actor de la serie… quiso construir un relato que llevase a cuestionarnos y reflexionar sobre ello.
Fruto de esta construcción nació la serie Adolescencia, un fenómeno global que ha impactado y ha sido tratada y analizada en múltiples artículos y reportajes por parte de periodistas, psicólogos/as, maestros/as, padres, madres, etc.
Muchos de estos artículos se han focalizado en el peligro de las redes sociales, los movimientos que hay en ellas y cómo afectan a los/as adolescentes. Otros se han centrado en la soledad de los/as adolescentes ante unos padres/madres no muy presentes por sus trabajos y ocupaciones…
Pero poco se ha hablado del punto de vista que ofrece esta serie sobre la familia del asesino. Se habla de un tema tabú: cómo afecta e impacta en la familia o el entorno de un agresor/asesino. Nos focalizamos habitualmente en la víctima y su entorno, pero a menudo nos olvidamos de las otras víctimas, porque también lo son.
¿Cómo se puede llevar o vivir con la culpa de que tu hijo sea un asesino? ¿Cómo se puede vivir con la culpa constante de no haber hecho algo para impedirlo? ¿Cómo afecta la intermitente pregunta de: “¿Hemos sido unos buenos padres?”
Un hecho como este impacta en todas las personas que están en el entorno de la víctima y del perpetrador. Todos/as son víctimas de lo que ha ocurrido. Pongámonos por un momento en la piel de esos padres… Es incómodo, sí… pero hagámoslo. Sin juzgarles, intentando conectar con el dolor tan profundo y desgarrador de sentirnos culpables de lo que ha hecho nuestro hijo, de lo que no nos hemos enterado y no podemos creer. Si conectas con ello, aunque solo sea un instante, es tan tremendamente doloroso que se hace insoportable.
Los padres y madres hacemos lo que podemos. Siempre queremos lo mejor para nuestros/as hijos/as. Nos hemos encontrado con una sociedad que nos incita a ocuparnos todo el rato: con nuestros trabajos, el ocio, que nos lleva a ocupar a nuestros/as hijos/as con actividades varias… Y nos hemos olvidado de lo más importante, porque no encontramos espacio para ello: pasar tiempo con nuestros/as hijos/as, tiempo de calidad.
Su habitación, con la llegada de las redes sociales, ha dejado de ser un espacio seguro. Antes entraban los libros, ahora entran TikTok, Instagram, etc. No se trata de culpabilizar a las redes sociales, tienen cosas muy buenas. Son una herramienta. Como todo, se trata de cómo las utilicemos y qué hay detrás de cada contenido que consumimos.
Esta serie ha sido, entre otras cosas, un fenómeno global porque nos cuestiona a todos/as como sociedad. Es incómoda porque nos devuelve una imagen muy poco agradable de lo que ocurre con los/as adolescentes, de lo poco que nos enteramos como adultos y de lo fácil que juzgamos a los otros sin cuestionarnos a nosotros/as mismos/as. Porque este es el verdadero triunfo de esta serie: todos/as somos responsables de que un niño de trece años mate a una niña de su misma edad.
Todos/as debemos hacernos cargo de cómo funcionamos, examinarnos y cuestionarnos si podemos cambiar nuestra manera de actuar. No se trata de culpabilizarnos, se trata de aprender.
Equipo de Pedagogía Sistémica
Para estar informado de la actualidad, puedes seguirnos en nuestras redes: Instagram y Linkedin