¿Por qué la comunicación es importante para la resolución de conflictos?
«Una pausa en el lugar equivocado, una entonación mal entendida
y ha fracasado toda una conversación»
- M. Forster en Pasaje a la India
No existe relación sin comunicación, ni comunicación sin relación; son dos aspectos de la condición humana. Todos los problemas son de relación – de uno con uno mismo, de uno con los demás y de uno con el mundo, y la relación implica siempre comunicación; por lo tanto, todos los problemas, y por ello su solución, pasan por la comunicación.
La comunicación es, por tanto, el vehículo que nos permite crear la relación y construir el contexto idóneo para que las estrategias sean viables y efectivas.
Por ello, en nuestro Máster en Comunicación y terapia estratégica se pone especial énfasis en el estudio y la práctica de las técnicas y recursos necesarios para utilizar con fluidez la herramienta –el lenguaje– más importante, porque desde nuestra perspectiva, «hablar de comunicación supone acercarse al mundo de las relaciones humanas, de los vínculos establecidos y por establecer, de los diálogos hechos conflicto y de los monólogos que algún día pueden devenir diálogos»[1].
¿Existe la falta de comunicación?
Todo comunica. Hablar comunica, callar comunica, mirar comunica, marcharse comunica… todo comportamiento comunica. Cualquier contexto de relación es comunicación, por lo tanto, es imposible no comunicar.
Por lo tanto, no, no existe la falta de comunicación, sino la comunicación fallida, que provoca y mantiene conflictos y problemas generados en una situación en la cual las personas entran en confrontación, oposición o emprenden acciones mutuamente antagonistas, con el objetivo de dañar, eliminar a la parte rival o arrebatarle poder de algún tipo en favor de la propia persona o grupo.
Somos lo que comunicamos, lo que decimos … y lo que callamos
Los demás solo ven lo que mostramos, no lo que pensamos y no lo que sentimos; y cada uno interpreta el significado de lo que mostramos, desde su punto de vista, no desde el nuestro. Esto es lo que estudia la disciplina lingüística que llamamos pragmática de la comunicación y que de forma simple podríamos definir como el efecto que la comunicación tiene en el oyente. ¿Por qué es importante? Pues porque las personas reaccionamos a este efecto pragmático, no a la intención de quien comunica, sino al efecto que tiene en nosotros. Somos dueños de lo que decimos y de los que hacemos, pero no del efecto que tenga en el otro. De ahí que a menudo oigamos frases como «yo no quería decirte eso», «no me has entendido», «siempre me malinterpretas» y tantas otras que ponen de manifiesto un malentendido o un desencuentro, en el mejor de los casos, y un conflicto que hay que resolver en la mayorías de las ocasiones, porque quien comunica se siente cuestionado, es decir, se siente injustamente tratado y, como los animales heridos, damos coces, y nos defendemos con frases como «tú no deberías sentirte así», «te lo tomas todo a la tremenda» y similares, que a su vez, cuestionan al otro, que reacciona defendiéndose de la misma manera. Así de fácil es generar una discusión, que se convierte en un círculo vicioso que se alimenta de cada argumento dicho, que genera un contrargumento que genera otro argumento…
¿Ser duramente asertivo o firmemente persuasivo?
Desde nuestro punto de vista, la idea de la asertividad se ha malinterpretado en los últimos tiempos, pensamos que se ha confundido ser firme con ser duro y eso está generando un efecto contraproducente para la comunicación efectiva y afectiva. No decimos que uno no tenga que defender sus ideas y sus posiciones de una manera firme, pensamos que todo tiene que poder ser dicho, pero hay que saber cómo y hay que saber cuándo. Los seres humanos vivimos mal que quieran convencernos a la fuerza, que alguien intente que renunciemos a nuestras ideas y convicciones, porque esto dispara nuestra resistencia al cambio, porque en general todos nos convencemos mejor con nuestras propias razones y para ello debemos sentirnos aceptados y no cuestionados en nuestras convicciones porque así estamos abiertos a sumar e integrar otras maneras de mirar una cuestión; como decía Blaise Pascal en su Pensamientos (Pensamiento 701):
«Cuando uno quiere reprender con utilidad y mostrar a otro que se equivoca, es necesario observar de qué lado considera éste el asunto, porque ordinariamente es verdadero de ese lado, y confirmarle esta verdad, pero descubriéndole su lado falso. Se contentará con eso, pues verá que no se equivoca y que sólo le faltaba ver todos los aspectos. Ahora bien, no se disgustará uno por no verlo todo, pero no quiere haberse equivocado, y tal vez esto provenga de que el hombre naturalmente no puede verlo todo, y de que naturalmente no puede estar equivocado en el lado que examina, al ser siempre verdaderas las aprehensiones de los sentidos»
¿Cómo la comunicación persuasiva facilita la resolución de conflictos?
Desde nuestra perspectiva estratégica, una de las maneras más eficientes de evitar conflictos o resolverlos pasa por hacernos unos expertos en el arte de no contradecir (directamente), utilizando una comunicación persuasiva y respetuosa con las personas que no ven la realidad como nosotros. Cuando hablamos tendemos más a afirmar que a preguntar y eso no es persuadir, es convencer. Al preguntar disminuimos la resistencia porque la persona no tiene que computar nuestra tesis creando una antítesis, solo contesta; se siente validada porque una pregunta implica que acepto que tú sabes algo que yo no sé, obliga a la persona a delimitar un aspecto de la realidad y a focalizar su atención.
Si comunicación y relación son las dos caras de una misma moneda, el manejo fluido de la comunicación nos da ventaja a la hora de resolver conflictos relacionales y favorecen relaciones más sanas y satisfactorias.
[1] (Niklas Luhmann)
Santi Olmo
Psicólogo, Máster en Terapia Breve Estratégica por CTS-Arezzo. Formado en Terapia Centrada en Soluciones con Matthew Selekman, Bill O’Hanlon y Mark Beyebach. Formado también en Terapia Gestalt y Practitioner en Programación Neurolingüística.
Adela Resurrección
Filóloga-lingüista. Máster en Terapia Breve Estratégica (CTS Arezzo). Formada en Terapia Centrada en Soluciones con Matthew Selekman, Bill O’Hanlon y Mark Beyebach. También formada en Terapia Gestalt.
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Máster en Comunicación y Terapia Estratégica (presencial/online)
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