Primero de todo vamos a definir que es la Pedagogía Sistémica. Según Mercè Traveset, una de las precursoras de la Pedagogía Sistémica en nuestro país, en su libro La pedagogía sistémica: fundamentos y práctica (Ed. Graó, 2007) hace la siguiente definición:
Es una nueva forma de mirar la educación y nuestra actitud respecto a todos los actores del acto educativo: familias, alumnos, residentes, usuarios, educadores, docentes y personal de apoyo.
Este enfoque pedagógico trata de crear las condiciones idóneas para que la escuela/centro/servicio sea un espacio orientado hacia el aprendizaje de la vida y para que las nuevas generaciones puedan hacer algo útil con el legado que les ha sido transmitido por sus padres.
Si en la definición incluimos sus orígenes, diríamos de forma más simplista que se trata de aplicar los principios y comprensiones de las Constelaciones Familiares al ámbito educativo y/o socioeducativo.
Por tanto, según la Pedagogía Sistémica lo primero que tiene que incorporar el docente con esta mirada es que cuando mira a los niños y niñas tanto de un aula como en un recurso socioeducativo[1], tiene que verlos en su conjunto, con su sistema familiar completo, hermanos, padres, abuelos, ancestros anteriores ya que a través de estos les ha llegado la vida, y una carga de vivencias y emociones que conformaran su forma de pensar, sentir y hacer, lo que llamamos en Pedagogía Sistémica, la Inteligencia transgeneracional.
Al mismo tiempo el docente tiene que poder sentir en su propio cuerpo también a esos compañeros de camino que son su sistema, y que también han conformado el núcleo duro de su pensar, sentir y hacer. Por tanto, es incorporar en el aula a todos los componentes de los sistemas que interactúan.
Con esta riqueza, y al mismo tiempo complejidad, la mirada que se tiene de las redes de relaciones que se tejen son producto de una serie de interacciones que van más allá de la pura individualidad de cada persona.
Una vez establecido el campo de actuación y las reglas o condiciones que se desprenden de la Pedagogía Sistémica, nos podemos preguntar ¿cuál es el rol del educador sistémico?
Principalmente como apuntó la Dra. Angélica Olvera en la conferencia inaugural del Congreso Mundial de Pedagogía Sistémica que se celebró en Sevilla en 2005, uno de los componentes de la Pedagogía Sistémica es ser una pedagogía de “puentes”. Por tanto, el educador sistémico tiene que procurar que se tiendan esos puentes en los diferentes vínculos que se producen en el ámbito educativo[2]. Y esos puentes los podríamos dividir en dos grandes grupos, los vinculares y las dimensiones educativas.
De estas últimas ya hemos apuntado anteriormente la “Inteligencia transgeneracional”, aquella que nos proviene de nuestros ancestros y que nos conforma tanto de forma explícita como implícita. Tenerla en cuenta general sentimientos de pertenencia, admiración o rechazo, falta de reconocimiento y exclusiones.
Otras tres dimensiones educativas que tiene que tener presentes el educador sistémico son:
- La inteligencia Intergeneracional: la que proviene de los vínculos establecidos con la familia de origen, nos marca emocionalmente de forma intensa. Aquí se trata trabajar con los alumnos el agradecimiento, la confianza y seguridad básicas.
- La inteligencia Intrageneracional: la que proviene y nos une a los iguales, se manifiesta como lealtad a la propia generación y al contexto histórico que nos toca vivir.
- La Intrapersonal o Intrapsíquica: el individuo como un sistema físico-emocional-mental-espiritual. Por tanto, procurar por el desarrollo integral de las personas a su cargo, sin olvidarse de su propia persona, ya que el educador sistémico también está atravesado por estos cuatro tipos de inteligencia.
Cuando hablamos de los vínculos el educador sistémico tiene que tener presentes todos los vínculos que se dan en un espacio educativo, y procurar que estos vínculos se establezcan de la forma más sana posible manteniendo una mirada de supervisión sobre ellos para que estén lo más equilibrados posible.
Sin ánimo de ser exhaustivos ni excluyentes pasamos a enumerar los principales vínculos que se dan en el ámbito educativo y el papel que el educador sistémico tendría que intentar desarrollar y/o tener presente:
- Administración educativa y escuela(o recurso socioeducativo): las leyes, protocolos y directrices que la Administración, o las diferentes Administraciones, establecen.
- Familia y escuela: quizá esta sería la función más delicada y al mismo tiempo la más importante, ya que el enlace principal entre la familia y la escuela y/o recurso socioeducativo es el educador sistémico.
- Institución, equipo directivo, maestros y personal no docente: en este espacio vincular será de vital importancia la posibilidad de aplicar la mirada sistémica a todos los ámbitos de una institución.
- Institución y alumnos: como se favorece el puente para que ese vínculo de confianza entre un ente etéreo como es una Institución y los educandos se pueda dar de la forma más fácil posible. Siendo la confianza uno de los pilares de los procesos de aprendizaje significativo.
- Maestros y maestras[3]: ser puente y facilitador de encuentros entre los propios colegas de profesión.
- Maestro y vocación: el educador y la relación que tiene con su propia vocación de docente, formador, acompañante……
- Maestros y alumnos: junto con el vínculo de familia y escuela, son como dos de las funciones principales y donde el rol de educador tiene que poner más foco, sin olvidar el resto, ya que la complejidad de las relaciones humanas se ve más amplia con la mirada sistémica ya que se contempla la totalidad de sistemas y sus ancestros.
- Alumnos y alumnos: como se puede favorecer que las relaciones sean de forma igualitaria y equilibrada entre los educandos.
- Alumnos y currículo: ya sea currículo formal como el no formal. Los educadores estarán especialmente atentos a no favorecer unas partes de esos currículos y a evitar otras, según sus preferencias personales.
- Entre áreas del currículo: como tener presente esos puentes a tender entre diferentes áreas curriculares.
Y al contemplar los principios sistémicos con la mirada que Bert Hellinger aportó, todo ello intentando conjugar los protocolos y directrices vigentes con la prevalencia de la experiencia, o sea la mirada fenomenológica.
Como dijo Bert Hellinger: La Pedagogía Sistémica es la reconciliación de la especie.
Jordi Usurriaga Safont
Educador Social. Formado en Constelaciones familiares, Constelaciones organizacionales, Salud sistémica, Terapia Gestalt, Psicología de los Eneatipos de Claudio Naranjo, Practitioner en PNL, Teatro terapéutico. Docente y terapeuta del Institut Gestalt.
BIBLIOGRAFIA:
Hellinger, Bert (2014) Mirar el alma de los niños. La Pedagogía Hellinger en vivo. Editorial Grupo Cudec y Hellinger Science.
Traveset, Mercè (2007) La pedagogía sistémica: fundamentos y práctica. Editorial Graó.
Traveset, M. y Parellada, C. (2016) Las redes sutiles de la educación. Las ideas clave de la Pedagogía Sistémica multidimensional. Editorial Octaedro.
[1] En este artículo nos referimos al educador sistémico, independientemente de donde desarrolle su labor educativa, sea un recurso de la educación formal, como de la no formal.
[2] En este artículo cuando empleemos el término “ámbito educativo” nos referimos indistintamente a la educación formal (reglada en escuelas, Institutos, Universidades) como a la educación no formal (aquella que se da en recursos socioeducativos relacionados con Servicios Sociales o de atención a personas con necesidades especiales socioeducativas).
[3] Con esta expresión de “maestros y maestras” queremos reflejar todos aquellos profesionales que pueden llegar a realizar sus funciones en espacios educativos o socioeducativos: maestros, docentes de Instituto, educadores sociales, trabajadores sociales, pedagogos, psicopedagogos, psicólogos, maestros de educación especial, auxiliares educativos, integradores sociales. El género empleado en la redacción del presente artículo se presenta en formato masculino como una forma más simple de lectura.
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