Hace años que se empezó a imponer en nuestra sociedad el concepto de crecimiento personal como una forma de autoconocimiento, de mejorar la relación que tenemos con nosotros mismos y con las personas de nuestro entorno.
Esta inquietud por el autoconocimiento de una parte importante de la sociedad se ha ido fortaleciendo año tras año. Los grupos dedicados al desarrollo personal son cada vez más variados, con frecuencia enfocados a colectivos o temáticas específicas. No es extraño este incremento de la tendencia de búsqueda de espacios donde las personas nos sintamos acompañadas, seguras, vinculadas y respetadas.
Contexto del crecimiento personal
Como sociedad, estamos viviendo una época marcada por situaciones complejas a nivel geopolítico, económico, social y climático, que apuntan a un cambio en nuestra forma de vida. Estos cambios no nos están dejando indiferentes, los niveles de ansiedad, estrés y depresión se han incrementado considerablemente en los últimos años.
Cada vez hay mayor conciencia social y política de lo importante que es la salud mental y emocional. La Organización Mundial de la Salud presentó en el mes de junio de este año un informe sobre la situación de la salud mental en el mundo.
Sin lugar a duda, las cifras nos muestran la magnitud del fenómeno y la importancia de tomar medidas para abordar de forma adecuada el alto índice de patologías mentales diagnosticadas. Si damos un paso más podemos empezar a pensar en estrategias de prevención que contribuyan a mejorar la salud emocional de personas cuyos malestares aún no han cruzado la línea del trastorno mental.
El desarrollo personal como prevención
En un momento de tanta incertidumbre donde los gobiernos generalmente nos ofrecen escasas respuestas y estrategias socioeconómicas que no nos generan confianza, el crecimiento y desarrollo personal supone uno de los elementos que nos puede ayudar a sentirnos más seguros con nosotros mismos y con nuestro entorno más inmediato. A la vez que pueden ser una buena herramienta para prevenir posibles desarrollos de patologías mentales graves.
Beneficios de los grupos de crecimiento personal
Entre esas estrategias de prevención encontramos la psicoterapia y el desarrollo personal, a través de diferentes modalidades de grupos de crecimiento personal. Encontramos documentación de la existencia de la psicoterapia grupal desde principios del siglo XX. Desde sus orígenes, esta se ha puesto al servicio de la mejora de la calidad de vida de las personas a partir de la indagación de los propios patrones de relación, de las estrategias de evitación, del descubrimiento de las heridas infantiles, de las formas de gestión emocional, entre otros aspectos de la personalidad.
Muchos profesionales del ámbito de la psicoterapia y el desarrollo personal han estudiado durante décadas los beneficios de las terapias individuales en grupo.
El factor que tiene mayor consenso es el poder de la cohesión de grupo, cuando se configura como un espacio de confianza, cordialidad, comprensión, empatía y aceptación.
Otro de los factores que reconocen como valioso en la terapia grupal es el altruismo, el ayudarse ayudando, reconocer que hay algo en uno que puede tener valor para otras personas, que las puede ayudar a sanarse. A veces más poderoso incluso que la presencia del terapeuta.
También resulta extremadamente importante en el entorno grupal, la posibilidad de tomar conciencia de que otras personas experimentan situaciones y vivencias parecidas a las propias. Es el fenómeno de la universalidad. Ese darse cuenta facilita el vínculo con los demás, el sentimiento de pertenencia al grupo y al mundo. Nos ayuda a sentir consuelo y a superar ciertos tabús sobre lo que sentimos como doloroso o vergonzoso de nuestras vivencias.
Sin lugar a duda, la relación humana cumple una función adaptativa para la supervivencia. El grupo es el laboratorio para entender la propia conducta a partir de cómo nos perciben los demás, reconocer elementos que “transferenciamos” en la relación, podemos ver las consecuencias de nuestra conducta a través de los demás. Por lo tanto, el grupo es un espacio donde poder reconocer conductas sociales inadecuadas gracias a una comunicación franca y transparente, donde responsabilizarse de ellas y donde poder desarrollar capacidades sociales para mejorarlas.
El terapeuta, desde su bagaje y conocimiento, realiza propuestas de experiencias emocionales que facilitan las relaciones y la confianza en otras personas. La toma de responsabilidad es el punto de partida para alterar su manera de interactuar. A partir de aquí, aparece el cambio que se dará de forma paulatina. Disminuir las distorsiones en la interrelación favorece las relaciones satisfactorias.
Otro de los aspectos beneficiosos de los grupos de crecimiento personal es la posibilidad de recibir orientación o sugerencias de personas que también han vivido experiencias similares o disponen del conocimiento teórico de lo que nos está sucediendo. Esta guía ayuda a combatir la incertidumbre y a disminuir la angustia.
Los espacios de crecimiento personal nos permiten experimentar experiencias vitales profundas que pueden conllevar una transformación importante en nuestra manera de comprendernos y de gestionar las propias emociones.
De igual modo, a través de la identificación con los otros, podemos incorporar aprendizajes vicarios, tanto del terapeuta como del resto de los miembros del grupo. Esto nos puede ayudar a descongelar ciertos comportamientos enquistados y puede facilitar la incorporación de nuevos modelos de sentir y actuar.
Otro de los fenómenos del que nos podemos beneficiar en los grupos de crecimiento es de la posibilidad de resolver patrones relacionales que tienen que ver con la estructura familiar de origen y que nos generan malestar.
El espacio de crecimiento personal grupal, en definitiva, favorece la comprensión de uno mismo. Es un contexto que permite reconocer partes desconocidas de nosotros, comprender causas del problema y las distorsiones que aparecen en las relaciones interpersonales. Descubrir las dificultades y los aspectos positivos favorece la integración y expresión de las partes disociadas. La comprensión no implica cambios, pero disminuye la angustia.
Esperanza en el cambio personal
El grupo es también una oportunidad para recuperar la esperanza en el cambio personal. En la credibilidad en uno mismo para modificar y flexibilizar los propios patrones que con frecuencia nos hacen sufrir. A la vez que un espacio y con una compañía que permite abordar temas existenciales, como la vida, la muerte, la soledad, el miedo, la libertad… todos esos asuntos que directa o indirectamente condicionan nuestra manera de vivir y de relacionarnos.
“El conocimiento de nosotros mismos nos permite integrar todas nuestras partes, disminuye la ambigüedad, permite un sentimiento de eficacia y dominio, y nos faculta para actuar de acuerdo a nuestros intereses” (Yalom, 1968: 112)
Tere Batanás
Psicóloga. Terapeuta Gestalt. Miembro docente de la Formación en Terapia Gestalt. Miembro supervisora de la AETG. Especialista en el ámbito social y de las adicciones.