A lo largo de la historia de la Humanidad los sueños siempre han tenido un papel relevante en muchas civilizaciones. Algunas los veían como una fuente de profecía que anticipaba el futuro y mensajes enviados por los dioses. Su utilización para conocerse mejor a uno mismo empezó con los trabajos del psiquiatra vienés Sigmund Freud quien dio a los sueños una importancia crucial para poder acercarse al inconsciente. Su discípulo Carl Gustav Jung continuó profundizando en ello acuñando el concepto de inconsciente colectivo, asegurando que los sueños estaban vinculados también a nuestra cultura. Todas estas formas de trabajar los sueños a nivel terapéutico estaban sujetas a la interpretación del terapeuta, sacerdote o chamán. Con los nuevos descubrimientos del funcionamiento cerebral podemos saber que a través de los sueños podemos ver cuáles son nuestros guiones del mundo, algo que puede investigarse también de forma personal.
Lo primero para poder empezar a averiguar cuáles son las principales líneas de este guión es llevar un diario de sueños donde se apunte cada uno de los que se han tenido. Es decir, cuando despertemos por la mañana es importante no mover la cabeza –si la mueves muchas veces el sueño desaparece- y repasar el sueño que estábamos teniendo justo antes de despertar para anotarlo con los máximos detalles posibles en una libreta o bien grabarlo, dado que el recuerdo de los sueños es efímero. Los sueños se olvidan. En los últimos descubrimientos científicos se ha encontrado que tenemos un mecanismo para olvidar los sueños, un mecanismo necesario ya que el hombre no es único ser vivo que sueña. También lo hacen los pájaros y otros mamíferos no racionales que podrían llegar a confundir la realidad con el sueño.
En este diario, que debería llevarse de forma constante durante un periodo largo de tiempo, se trataría de encontrar aquellos esquemas de realidad que son recurrentes y así comprender cuál es el cristal a través del cual vemos el mundo. Por ejemplo, si en tus sueños aparece a menudo el hecho de perder, ganar o competir es fácil que contemples tu realidad sólo a través de los ojos de quien gana o quien fracasa. Si en tus sueños aparecen cosas frívolas y materiales, tu visión del mundo da bastante importancia a estos temas.
Por otro lado los sueños también nos pueden aportar información sobre cuáles son aquellas emociones que hemos tenido durante el día de las que a lo mejor no hemos sido conscientes. En los sueños muchas veces estas sensaciones vividas vuelven a aparecer en otro escenario y con otros personajes. Podemos experimentar en sueños aquello a lo que durante el día no hemos prestado atención y ha causado una emoción fuerte en nosotros. Esto es posible dado que en la noche tenemos acceso a toda la información del cerebro para crear nuestros sueños, algo que no ocurre durante el día dado que estamos atentos a la realidad y a dar respuesta a lo que está sucediendo.
El mundo de los sueños constituye una parcela muy importante de nuestra vida: soñamos unos 100 minutos cada día, lo que representa en un año nada menos que 25 días.
Por Mireia Darder
Cofundadora del Institut Gestalt. Dra. en Psicología clínica. Terapeuta Gestalt.
Mireia Darder es profesora de las siguientes formaciones del Institut Gestalt:
Formación de Trauma: El tratamiento desde una perspectiva integradora y práctica
Sexualidad femenina “Nacidas para el placer”