La intervención sistémica
La intervención sistémica en el ámbito social pretende enriquecer el trabajo socioeducativo incorporando la filosofía en la que se sustentan las Constelaciones Familiares, que nos permite ensanchar y expandir la forma en que nos situamos respecto a los diferentes casos en los que podemos estar acompañando.
Los conceptos básicos de la mirada sistémica aplicados al ámbito social son:
- Reconocer la importancia del sistema familiar de origen como sistema primero y fundamental. Tener presente los sistemas de origen de las personas con las que trabajamos, les da reconocimiento y les dotamos de la validez necesaria para ser reconocidos con la misma importancia que los de cualquier persona. Otorga la dignidad necesaria a través del reconocimiento pleno.
- Tener presentes los Órdenes del Amor da más fuerza al trabajo y a las relaciones socio-educativas, ya que se dan desde el respeto tanto a los sistemas de las personas con las que trabajamos como a las organizaciones de trabajo a las que pertenecemos, sin olvidar nuestros propios sistemas.
Los Órdenes del Amor o principios fundamentales de esta mirada reconocen:
- El derecho de pertenencia a los sistemas, no excluyendo a nadie. Ni de los sistemas de los usuarios o personas atendidas, ni de los anteriores a nosotros que trabajaron para que la organización se encuentre donde hoy está. Se reconoce y se honra a todos los que han pertenecido a los varios sistemas que se presentan en el encuentro educativo: sistema de origen de las personas atendidas, sistema de origen de los acompañantes y sistema de la organización que los acoge, los que están ahora y los que estuvieron anteriormente. Reconociendo la pertenencia como principio básico, también hacemos presente a la sociedad en general y a como se veía esta en el momento de creación de la organización de acogida.
- El reconocimiento de un orden como base del respeto a los intervinientes. Aquellos que llegaron antes tienen preferencia en el sistema. Y el mismo orden que se les reconoce a las personas atendidas es conveniente reconocerlo en la entidad que nos acoge. A veces los profesionales de este ámbito “olvidamos” que hay una jerarquía que debe ser respetada, y ésta da y genera fuerza al lugar que ocupamos.
- Buscar un equilibrio entre lo que damos y tomamos. Si a las personas atendidas solo les damos, los empequeñecemos, los convertimos en niños y nos posicionamos en el lugar de sus padres. Este equilibrio es una paradoja en unos sistemas en que los desequilibrios están muy presentes y son difíciles de ver, e incluso de respetar. Hay que estar muy atentos y poner mucha consciencia para favorecer que el otro, la persona atendida, pueda devolver parte de aquello que se le da. En este apartado hay que buscar formas imaginativas para que los desequilibrios se puedan ir mitigando y colocar a las personas atenidas en un lugar de dignidad y fortaleza.
Desarrollar y entrenar la mirada sistémica nos permitirá aprender a identificar en qué principio fundamental se da el desorden y como este actúa, generando disfuncionalidad y conflictos en los sistemas y como los desórdenes impelen a las personas atendidas a mantenerse en esa posición de ayudado, más que acompañado. La principal función de los profesionales del ámbito social debería estar encaminado a dotar de herramientas a las personas atendidas para que lleguen a una posición de autonomía e independencia, favoreciendo que su autoimagen y autoestima se regeneren, dotándose de sentimientos de valía personal. La posición de “acompañado” da un lugar de valor y respeto a las personas atendidas, y a ser posible, construyendo junto con ellos los programas de intervención a aplicar.
La presencia personal (conciencia de uno mismo y del lugar que ocupamos) y la observancia de los Órdenes del Amor nos permitirán comprender que detrás de todo comportamiento y en cada hecho, siempre actuamos por amor y lealtad a nuestro sistema. También nos tienen que permitir dibujar con la persona atendida las diferentes imágenes de solución y el camino a recorrer para poder favorecer su desarrollo.
Teniendo como guía los Órdenes del Amor y la mirada sistémica de las Constelaciones Familiares, es posible aligerar el peso de los profesionales del ámbito social y al mismo tiempo dotar los vínculos con los usuarios de una mayor fortaleza que redundará en el trabajo de acompañamiento.
Esta intervención sistémica favorece y despliega una doble mirada. Una primera mirada, la externa, la de relación de encuentro con el otro, la de relación con el mundo exterior, léase organización para la que trabajamos, relación con la Administración y/o con las leyes a las que nos encontraremos sometidos, más si son grupos de riesgo o en peligro de exclusión social. Y una segunda mirada, la interna, que nos permite estar en el mundo de forma ecuánime. Las herramientas con las que contamos para este cometido son los Órdenes de la Ayuda, que también desarrolló Bert Hellinger. Estos nos mantienen en una postura de humildad en nuestro trabajo y respeto ante el destino de los usuarios y nos permiten una mirada abarcativa para tomar la vida de estos tal como es.
Por la complejidad y extensión de los mismos, nos emplazamos a otro encuentro, para poder desarrollarlos con la importancia que se merecen.
Jordi Usurriaga Safont
Educador Social. Director de centro educativo de protección de menores. Formado en Constelaciones Familiares, Constelaciones Organizacionales, Salud sistémica, Terapia Gestalt, Psicología de los Eneatipos de Claudio Naranjo, Practitioner en PNL, Teatro terapéutico. Docente y terapeuta del Institut Gestalt.