Es bien sabido que, más que las técnicas, la clave para que una terapia sea efectiva es el vínculo entre el terapeuta y el cliente… ¿Pero sabías que el movimiento corporal es un elemento fundamental para fortalecer dicho vínculo?
Cuando alguien acude a terapia, muchas veces lo hace venciendo grandes resistencias, generadas, en parte, por el temor a mostrarse como es, a no ser comprendido o a no ser aceptado. Y en esta primera etapa, el movimiento puede ser un gran aliado para fomentar confianza en el cliente y favorecer que se sepa comprendido y se abra.
Te explico por qué…
El movimiento corporal es el primer lenguaje que aprendemos siendo bebés. Si nos fijamos en las madres, veremos como responden a sus bebés con su propio cuerpo: a veces reflejando los movimientos del bebé, a veces repitiéndolos o amplificándolos o respondiendo corporalmente de otras formas.
Estos movimientos actúan en una doble dirección: por un lado transmiten al bebé que es comprendido y, por otro lado, dan información a la madre acerca del estado interno del bebé. Así se forja ese fuerte primer vínculo. A esto se le llama “empatía kinestésica” y en la Danza Movimiento Terapia (DMT) se usaba ya de forma intuitiva en la década de 1940.
Con el tiempo, las neurociencias han revelado que, de hecho, toda empatía es kinestésica, que la empatía es imposible sin el movimiento… Tiene lugar gracias a las llamadas “neuronas espejo”, que se activan con nuestro movimiento y cuando observamos el movimiento de otros.
Así pues, ya sea de forma consciente o inconsciente, conectamos con el otro a través del movimiento. Por eso el movimiento es un gran aliado en la terapia.
Puede ayudar mucho al inicio de un proceso terapéutico utilizar la técnica del reflejo empático. La puede usar el terapeuta con relación los pacientes o se puede promover entre los participantes de un grupo para generar confianza grupal.
El reflejo empático (que va más allá de una mera imitación) hace sentir al cliente, en primer lugar, que es comprendido y aceptado sin juicios. Al mismo tiempo le permite verse a través del otro y tomar consciencia de movimientos inconscientes. Y, por otro lado, ayuda al terapeuta o a los compañeros a conectar a un nivel profundo con la persona a la que están reflejando y comprender cuál es su estado interno.
Así pues, puede ser muy buena opción usar el reflejo empático sobre todo en fases iniciales de un proceso, y más tarde, a medida que el proceso avanza y el vínculo ya es fuerte, se pueden ir usando otras técnicas de movimiento más idóneas para la confrontación, como pueden ser el contraste o la amplificación, etc. Todo esto se puede hacer a nivel de movimientos danzados o bien a nivel de movimientos más sutiles y gestuales.
¿Y qué tal si esto lo movemos?
Txell Prat, Danzaterapeuta (DMT)