Hacerse preguntas puede resultar incómodo, quizás porque abrir interrogantes implica reconocernos como ignorantes. No sólo eso, sino que también nos acerca a la experiencia de la extrañeza, el desconcierto y lo desconocido. Sin embargo, sólo desde la aceptación de nuestra ignorancia, no sólo somos capaces de hacernos preguntas, sino también de desplegar nuevas posibilidades de respuesta, de vida. Ya que en lugar de reproducir lo que sabemos, nos exponemos a lo que está por volver a mirar, a escuchar o pensar.
El pasado viernes, bajo las paredes del Institut Gestalt, Stephan Hausner, constelador especialista en salud sistémica, entrevistado por Bet Costa, Directora del Área de Constelaciones Familiares, junto a la traductora Yajaira Rodríguez, no sólo nos invitó a cuestionar nuestro mundo, sino que también nos propuso entender el trabajo con constelaciones familiares como una valiosa herramienta para buscar respuestas que amplíen nuestro horizonte y nos acerquen a la sanación.
Bet Costa, Stephan Hausner y Yajaira Rodríguez I Foto: Núria Escribà Planes
Según Hausner, “las constelaciones son como una invitación a abrirnos”. Esta apertura implica dejar de distinguir entre un síntoma y una pregunta, reconociendo que ambos son manifestaciones de una misma realidad subyacente. A partir de esta idea preliminar, Hausner nos instó a cuestionar la eficacia de buscar respuestas en nuestro mundo actual, sugiriendo que la solución a menudo está más allá de nuestros límites autoimpuestos del mundo que hemos concebido. Por eso, el proceso de constelación, según Hausner, se convierte en un viaje hacia lo desconocido, una travesía que nos invita a configurar elementos que nos conduzcan a respuestas ocultas, aquellas que se revelan cuando nos abrimos al cambio. Este enfoque, por ende, implica la generación de más espacio en nuestra realidad y la comprensión de nuestras preguntas en un contexto más amplio. Pero el éxito en este movimiento no sólo está en encontrar respuestas creativas, sino en señalar la necesidad de nuevas expansiones. Así, experimentamos un crecimiento continuo , incrementando nuestra capacidad de respuesta frente a desafíos y dificultades.
Otra idea relevante de que Hausner compartió fue la necesidad de abandonar el pensamiento lineal que ha dominado nuestra comprensión durante milenios. En lugar de ver los problemas como secuencias causales simplistas, le propone adoptar una perspectiva sistémica que rompa con la linealidad de nuestro marco temporal . En este sentido, sugiere que, si vivimos todas las sincronías al mismo tiempo, el pasado ya no puede ser simplemente lo que ha ocurrido antes, sino más bien lo que queda por resolver, lo incompleto. De este modo el pasado no sólo se memoria sino también proyecto, haciendo presente lo ausente para abrir nuevos recorridos, nuevas posibilidades.
La responsabilidad de los consteladores también jugó un papel crucial en las ideas expuestas por Hausner, destacando la importancia de mantener nuestros corazones abiertos y una atenta escucha ante las experiencias de las personas que se acompañan. Para él, la constelación es una respuesta a una pregunta, pero es vital recordar que el foco principal debe estar en lo que ocurre dentro del cliente, no en la técnica en sí misma. Además, cuando se le preguntó sobre la aplicación de constelaciones para la psicosis, Hausner hizo referencia a las contribuciones de Bert Hellinger y expresó que, ante solicitudes de clientes con psicosis, prefería dirigir el enfoque con los familiares del cliente, reconociendo el riesgo de desencadenar episodios psicóticos al incluir el mismo cliente en la constelación. Con sus aportaciones, constató con transparencia las implicaciones y limitaciones de este enfoque y enfatizó la importancia de abordar la psicosis desde una perspectiva transgeneracional para comprender las dinámicas familiares, facilitando la comprensión tanto para los miembros de la familia como para el propio cliente.
Bet Costa, Stephan Hausner y Yajaira Rodríguez I Foto: Núria Escribà Planes
Por otro lado, cuando se le preguntó a Hausner acerca de la creciente problemática de las enfermedades inmunológicas, en su respuesta arrelada en sus principios ecologistas, argumentó que la falta de cuidado hacia el planeta y la sociedad es una causa lógica de los crecientes problemas individuales en este ámbito. Y parafraseando al último trabajo de Gabour Maté sobre El mito de la normalidad (2023), planteó la pregunta esencial de cómo podemos preservar la salud en un mundo que está enfermo. Además, desde una visión holística, Hausner dejó claro que la enfermedad es un proceso transpersonal que trasciende a la individualidad, por eso nos insta a relajarnos frente a la enfermedad para abrirnos al aprendizaje y reconocer que somos seres vivos en un sistema, conectados a nivel físico, emocional y espiritual. En última instancia, Stephan Hausner nos propuso repensar la salud y la enfermedad, a reconocer que todo lo que está sucediendo es ya una respuesta en sí. Y en esa respuesta, quizás, encontramos el camino hacia la expansión, la sanación y la comprensión más profunda de nosotros mismos y nuestras conexiones familiares.
Por último, a modo de conclusión, Hausner destacó la necesidad de emprender un salto de conciencia colectivo y subrayó la urgencia de que la sociedad, en su conjunto, reevalúe sus valores fundamentales, adoptando perspectivas más amplias y abrazando un enfoque más holístico hacia los desafíos contemporáneos . Pero este llamado a la acción implica no sólo un cambio individual, sino un despertar colectivo que trascienda las barreras de las divisiones sociales y culturales.
Podríamos decir que parte del gran potencial Stephan Hausner no sólo consiste en hacer diagnósticos de nuestras dolencias sino también y principalmente en su gran capacidad para abrir interrogantes y proponer estrategias de respuesta a la altura de nuestras necesidades, para desbloquear nuestra capacidad de transformación, de sanación .
Stephan Hausner I Foto: Núria Escribà Planes
Núria Escribà Planes